De aquí


Burning




El más "incendiario" y a la vez incombustible grupo de rock que ha dado Madrid surgió a mediados de los setenta (1974) en el calor del barrio de La Elipa. Lo hacían para "ligar", según confesaban ellos mismos, pero también, por supuesto, porque sus vidas eran el rock. La voz aterciopelada y chulesca de Toño Martín, la stoniana guitarra de Pepe Risi y el piano "honky tonkie" de Johnny se juntan para romper con los divos rosas y los grupetos de la canción del verano que mandaban en la época. Y surge esa "leyenda de cuero y fuego forjada en la fragua de los Rolling Stones" como les definió con su peculiar grandilocuencia Miguel Ríos. Rolling, sí, pero también los New York Dolls de Johnny Thunder, o Patti Smith, o Lou Reed.


Mientras el general Franco agonizaba en El Pardo, y cantando todavía en "inglés vallecano", dan a luz singles inencontrables con el Johnny Be Good de Chuck Berry, o con el I'm Burning de su propia cosecha, que es ya toda una declaración de intenciones. Luego, en 1978, el LP Madrid representa el primer intento serio de un rock cantado en español que, fiel a las esencias llegadas de EEUU y de Inglaterra, quiere abrir las puertas a lo autóctono, a lo que enseguida sería llamado "la movida madrileña". Ramoncín, Alaska, Loquillo, Gabinete Caligari, entre otros, reconocen la fuerte influencia de los Burning, que en esa larga trayectoria que aun hoy no ha terminado, dan al aire una equilibrada mezcla de canciones de rock guitarrero y rotundo junto a tiernas o ásperas baladas de amor y a temas más poperos y bailables.

Las canciones de Burning giran siempre en torno a vivencias propias o cercanas, a los asuntos eternos del rock and roll cantados en clave personal, trágica, romántica o festiva: las chicas, los amigos, la noche, las copas, y, sobre todo en su primera época, también las drogas, el mundo suburbial de la prostitución, los yonquis, los sueños líquidos. Siempre todo narrado entrañablemente, incluso cuando las canciones se vuelven críticas hacia las secuelas de la heroína y nos hablan de la destrucción del hermano (Hermano, 1983) o de la amiga (Cristina, 1985), o de la violencia del barrio (Chueca, 1987).

En 1979 graban su tema estrella, Qué hace una chica como tú en un sitio como éste, que por su calidad musical y también por el hecho de incorporarse a la banda sonora de la película del mismo nombre, les catapulta a una fama tan relevante como -a esos niveles de éxito- efímera. En realidad, los Burning nunca han podido, casi a su pesar, desmarcarse de esa canción maestra, inevitable en todos sus conciertos tanto como el Johnny Be Good , y todavía a fines de los años 80 Pepe Risi reconocía en una actuación en el madrileño Rock Club que era "una canción que hemos tirado a un rincón, pero a un rincón dorado".

El LP El fin de la década, de ese mismo año, desarrolla temas claramente "stonianos" en lo literario y en lo musical, punteos de guitarra, la voz arrastrada y sensible de Toño, historias cálidas de amor nocturno, nacidas del coqueteo del propio grupo con las drogas, con la "nieve". Como patrón, el Let it Bleed y el Sticky Finger de los Jagger y Richards.

En 1980, una nueva propuesta cinematográfica, la banda sonora de Navajeros, da como resultado el LP Bulevar, donde, si la temática de muchos temas gira alrededor de El Jaro, el joven delincuente vallecano, los aires musicales se aligeran, y varias canciones se remarcan con estribillos muy característicos, que apuntan ya a la incipiente "movida" del Foro. Burning actúa en estos años del fin de los setenta y principios de los ochenta en festivales, clubs... Sin ser un grupo de éxito masivo, se les reconoce como renovadores del rock madrileño y nacional, y como les cantaba Loquillo poco después, Pepe Risi había matado el silencio en las calles de Madrid.

Pero la historia de Burning es también la de una supervivencia a su propio malditismo. Toño Martín, el carismático cantante, abandona la banda y la música en 1982, para iniciar un viaje de ida y vuelta desde las trampas del mundo urbano a la placidez de la vida rural y otra vez a la gran ciudad, Barcelona, donde moriría años después alejado de todo, ajeno a su propia leyenda. Sólo que el rock no se detiene, y Pepe Risi y Johnny tiran del carro, retoman su vocación más stoniana, asumen las voces por mitad, como almas gemelas un poco huérfanas, y se echan de nuevo a la carretera, a desparramar ese sonido de "belleza sucia" tan inconfundible, tan de banda de barrio curtida en mil tocatas por el lado oscuro de las ciudades, de los rincones perdidos de los pueblos, entre copas y humo de cigarros, donde viven los sueños, donde surgen los amores fugaces e imposibles.

En 1990, el rock "auténtico" se pone de moda en los despachos de las ejecutivas discográficas, y la llamada de una multinacional coloca de nuevo a Burning, como en una segunda juventud, en el escaparate de los medios, con un disco en directo que recoge lo mejor de su trayectoria. En esos años salen de las cuevas, de los garitos, y llenan pabellones deportivos. Pero las ventas no están,. como no podía ser de otro modo, a la altura de las esperanzas de la empresa, y Burning vuelve a la independencia, a la noche, a los pequeños locales donde dan siempre lo mejor de sí. En 1992, el excepcional disco No Mires Atrás, destilando todas las esencias de dos décadas de rock and roll, anuncia una nueva etapa que aparentemente se verá truncada en 1997 por la muerte por neumonía del propio Pepe Risi, con solo 42 años, el mismo día de mayo que se había llevado años atrás a Toño, y aun en plenitud de facultades musicales aunque con la salud muy quebrantada por la vida en la carretera, por esas "fiestas magníficas en que lo hemos pasado fetén", como le recordaba el propio Johnny el día de su muerte.

Y pese todo, en otra pirueta de resistencia, de amor eterno al rock and roll, Johnny, el único superviviente de la formación original de 1974, sigue adelante con su viejo teclado Yamaha y con los jóvenes miembros que se habían unido a Burning en los años finales: Carlos Guardado al bajo, Eduardo Pinilla a la guitarra. Con sus temas históricos ya conocidos en toda España ( la Chica..., Mueve tus caderas, No es extraño que estés loca por mí, Es especial, Una noche sin tí....) y otros dejados en maqueta por el propio Risi, o compuestos en estos últimos meses entre todos , pasean una vez más su mensaje rockista, su invitación a la noche, a la amistad, a la celebración de la gran fiesta del rock and roll. Tiene inevitablemente que haber momentos para la nostalgia, para las lágrimas, para el recuerdo a los grandes músicos que fundaron Burning y que se fueron para siempre. Pero también tiene que haber impulso adelante. "No pares de bailar" , como dice uno de sus temas. No, el rock no para, no puede parar: se caería. Quienes como Burning -Johnny, Carlos, Eduardo- conocen su secreto, saben que ha de recomenzar cada vez de nuevo, en las primeras notas de cada canción. Y siempre con el corazón puesto en la garganta, en la voz, en las manos que tocan hasta la extenuación la guitarra, el saxo, los tambores...

Texto: Trut.



Extremoduro



En verano de 1987 Roberto Iniesta (voz y guitarra) se une a El Salo (bajo) y a Luis von Fanta (batería). Robe, aprende música escuchando a AC/DC y Leño, le enseñan la jerga y la rabia callejera, clave de su poesía. Este lenguaje de la calle les convierte en centro de atención en Plasencia, tocando ante 700 personas, con lo que se demuestran el potencial de la banda.


Plantada la semilla, el trío decide descansar hasta que al verano siguiente Roberto vuelve a la carga. Venden por adelantado a sus colegas un disco autoproducido a mil pelas la pieza, con una ganancia del cuarto de kilo que inviertan en una maqueta que se grabó en los estudios Duplimatic en 1989. Posiblemente esta sea su mejor grabación, ya que se nota la crudeza total de su música gracias a los pocos arreglos, a su claridad y a su perfecta en ejecución. El mayor atractivo son las letras que enlazan burdas rimas de borracho con lúcidas reflexiones en voz alta, bonitas verdades sobre antagonismo social y sinceras declaraciones de principios, individualismo y autoestima revestidos de combatividad y desamor.

Después de mover la maqueta, el programa de la televisión catalana "Plàstic" los llama para grabar un par de canciones. Además quedan seleccionados para la final nacional del Trofeo Yamaha. Tras escuchar sus temas en la final, en la que quedan terceros, firman con Avispa, con la que editarán su primer álbum oficial. En este debut las canciones son las mismas que las de la maqueta pero el tratamiento no es el más apropiado: ecos, coros innecesarios y un montón de solos de guitarra demasiado pesados. Pero el disco les permite girar por todo el país, en donde van ganando incondicionales a golpe de concierto y del boca boca.

Durante la gira robe comienza a fijarse en otros escritores como Manulillo Chinato o Rafa Pandero, y se va introduciendo en un universo literario del que sacará sus propias maneras y conclusiones, siempre en beneficio de los textos del grupo. Ante las pocas expectativas de futuro que Avispa les ofrece, rompen con el sello y fichas por Pasión, otra independiente con algo más de interés y cobertura.

Para julio de 1991 ya tienen en la calle su segundo disco Somos Unos Animales, de nuevo una autoproducción grabada meses atrás en Audio Madrid. Esta vez las condiciones han sido mucho mejores y se nota. Controlan todos los adornos que ofrece un estudio, suprimiendo así las deficiencias que en este aspecto sufrió el primero. Es a partir de este elepé donde se puede hablar de un sonido Extremoduro, una forma de concebir la música que será la marca de la casa . La estructura clásica de canción es sometida a las maneras propias del grupo, sucediéndose continuamente, en un mismo tema, distintos cambios de ritmo; pasajes reposados con preciosos coros femeninos y melodías pop que desembocan, através de subidas de tono o bruscos cortes, en partes más duras. quedan así sentadas las bases de lo que ellos mismos bautizan en sus inicios como Rock Transgresivo.

Siguen pateando la carretera. Los directos no tienen punto medio, o son memorables o son auténticos desastres, normalmente dependiendo del estado de ánimo o pedo del robe La heroína es la eterna compañera del grupo. Comienza a hacerse mayor la dispersión y Roberto reúne a la banda en esporádicos ensayos, más que nada para no olvidar los temas, y cada uno hace su vida, práctica que continua hasta hoy en día, siempre auspiciada por su propio lema "el exceso de trabajo no sustituye la falta de talento". Así que cuando su activísima cabeza comienza a fraguar nuevos temas, se monta un seudo grupo que llama Extremozoide, que con su rock erótico irá preparando lo que será otra de las cimas de su discografía, el doble Deltoya.

Extremoduro comienza a ser un bicho grande, muy grande. Allá donde van llenan, miles de chavales corean sus canciones. Así que Pasión se les queda pequeña, y el cambio es inminente. Dro les hace una buena oferta y permite que el vinilo sea doble, por lo que fichan con el sello. Deltoya es un trabajo impresionante, compacto, sin fisuras; homogéneo en la composición poética de las letras, impecable en cuanto a ejecución musical, ahondando en el estilo ya iniciado en el disco anterior. Paradójicamente, las letras no son enteramente suyas: es una adaptación de un poema de Manolo Chinato, en una canción le roba unos versos a Kiko Luna Creciente y Última Generación está hecha a medias con su manager/poeta, Tomás Rodríguez.

De nuevo van a pulular por el estudio unos cuantos extras: Ariel Rot, Salvador, Rafa Kas, aportas su granito de arena, María y Belén vuelven a hacer coros. El disco es un auténtico bombazo, aunque continua siendo inaccesible para el gran público, por lo crudo de algunas expresiones. Tras la edición del disco, entre concierto y concierto, Roberto se pasea por Bilbao y crea Pedrá, un grupo casual con Iniesta, Dieguillo (bajo en Quemando Ruedas), Selu (saxo en Reincidentes), Iñaki (guita en Platero y Tú) y Gari (batería en Cuatro Clavos), con el que se graba un solo tema, media hora de trepidantes cambios rítmicos, un collage de astillas arrejuntadas y todas las obsesiones del autor expuestas de una sola tacada.

En 1996, imperturbables, por encima de las críticas y de su propia leyenda, editan lo que fue el sexto disco oficial de Extremoduro Agíla y desde su Dónde están mis Amigos de 1993, Pedrá, y su canción para la Banda Sonora de "El día de la bestia", fueron casi tres años sin sacar un puñado de canciones frescas. Grabado en Madrid y producido por el guitarrista de Platero Y túIñaki "Uoho" Antón, se han partieron el lomo como nunca preparando este disco, algo que se acabó notando en los cuidados arreglos y en los mil y un detalles que encontramos por todo el disco.

En 1998, y tras un recopilatorio editado 1997 titulado Iros Todos a Tomar por Culo, editan Canciones Prohibidas, que no es otra cosa que el encuentro de la vida con el tiempo. La unión elástica del Rock Transgresivo o somos unos Animales con la realidad de los nueve o diez años de sus hijos. Es el mejor compendio de canciones que robe, ahora ya con la rotunda mano derecha de Iñaki "Uoho" Anton (Platero y tú), ha entregado. Nueve canciones compuestas en doce meses entre robe e Iñaki Antón, pasando por hoteles, carretera, tiempo de vacaciones y muchos meses en la casa-estudio en Bilbao del propio Iñaki, un lugar que robe conoce casi tanto como su cobijo en el Sur.

De ahí que Canciones Prohibidas cuente con una fuerte presencia bilbaínas, pues a la labor de Iñaki se unen las colaboraciones de Fito y Jesús (Platero y tú), más la batería de Cantera, músico que ha pasado por numerosas bandas del Botxo (Tick, JD Sex, Casa de Saludà), el cuarteto Arkadius, los vientos y hasta la portada, obra de Juantxu, quien a su arte natural le suma el apoyo de un Mac adquirido no hace mucho. El navarro Mikel Irazoki, ex M-ak, Bizkar Hezurra y decenas de acompañamientos, toca el bajo con su habitual calidad.

Sus acólitos tuvieron que esperar cuatro años hasta la salida de su siguiente trabajo (bien es cierto que en medio se edito la colaboración de Robe-Fito-Chinao titulada "Extrechinato y tú" disco magistral donde los haya). en 2002 sale a la calle Yo, Minoría Absoluta. Esta álbum es una auténtica "obra", porque así habría que llamarla, dada su magnitud y calidad. Un disco instintivo, un disco lleno de irreverencia contenida, pero a la vez, un disco que denota una cada vez más asentada madurez compositiva, que no hace sino darle un toque de gran obra -repito- al conjunto del disco.

Robe está alejado de rimadores y coplistas de tres al cuarto, que tanto abundan en la fauna musical y tanto mal están causando al resto. Lo suyo es la poesía clandestina. Cruda y marginal pero llena de entereza. Con corazón y adrenalina a partes iguales o con sentimiento y "güevos"; al cincuenta por ciento.

Texto: Thrain.



Javier Krahe



Javier Krahe hace sus primeras actuaciones públicas a principios de los 80, auspiciado por Chicho Sánchez Ferlosio. Krahe huyó de la canción protesta de la transición, contagiado por la corriente renovadora de Georges Brassens de finales de los 50. Brassens renovó el género cantando con ironía y humor a los amigos y las mujeres, huyendo de los convencionalismos de la sociedad francesa del momento. Brassens trasladóla música a un segundo plano dejando a la letra el protagonismo necesario para transmitir un mensaje, lo cual le valió que llamaran a su música simplista.


Krahe es un narrador de historias. Socarrón y guasón. Ha hecho el "gilipollas pegado al manillar" de una bicicleta esperando a Marieta. Ha retratado a Felipe González como "el hombre blanco con lengua de serpiente" en los tiempos del referéndum de la OTAN. Y recomendaba hacer alpinismo cuando todo se venía abajo, cuando "todo da lo mismo".

Es Javier Krahe. Cantautor madrileño, 58 años. Fumador de puritos. Admite que el victimismo sentimental con el que se representa en sus textos es fingido. "Las mujeres siempre me han tratado infinitamente mejor de lo que cuento en las canciones", reconoce entre risas. Su rostro recuerda los aires hidalgos del caballero cervantino de la triste figura. Viste chupa de cuero. Y lleva más de 20 años subido a los escenarios, principalmente cafés y teatros, libando los dulces licores de la noche, haciendo música fuera del marketing, teniendo un público reducido pero fiel, que espera con impaciencia sus nuevas canciones.

Al principio de su carrera estuvo fichado por la multinacional Sony, pero ante su insistencia de no someterse al marketing, de controlar sus actuaciones televisivas, Sony rescindiósu contrato y desde los 90 ha encabezado varios sellos alternativos como Lollipop y ahora 18 Chulos.

Capaz de convocar en una misma estrofa a la ocurrencia más trivial y el pensamiento más profundo, es un reputadísimo tripulante del buque que conduce a los viejos lobos de mar de la música madrileña hasta el puerto de la golfería (Sabina, Gran Wyoming, Pepín Tre o Moncho Alpuente). Medio país ha escuchado alguna vez aquella grabación mítica de "La Mandragora" (1981), donde cantaba con Sabina Y Alberto Pérez. Dice que nunca es él quien primero habla de ese disco, sino que son los periodistas quienes vuelven machaconamente a preguntarle por él.

Nueve álbumes contemplan una carrera salvajemente ignorada por el gran público. El humor, la poesía y la sorna de Krahe merecen algo más que el ostracismo del culto al que se le somete. No obstante, el aragonés sigue erre que erre y en este álbum hasta consigue que la célebre Marieta le haga caso y todo.

Texto: Moucha.



Malevaje


Malevaje lo componen actualmente, Guadalupe Sánchez (piano), Jorge Angel Muñoz (contrabajo), José Luis López (chelo), José Amador Pardo (violín), Jorge Lema (bandaneón), Luisa Merino (bailarina) y Antonio Bartrina el cantante y cabeza visible del grupo.


Malevaje surge en el año 1984 en torno a Antonio Bartrina, amante del tango desde la infancia. Fernando Gilabert, Ramón Godes y Edi Clavo se le unen para hacer varias actuaciones en directo en el club "El Salero". En aquella época de la "movida madrileña", no faltó un promotor discográfico que les propusiera grabar un disco.... el camino había comenzado.

En 1985 graban su primer álbum con el titulo de Tangos, con canciones tan clásicas en el repertorio del grupo como Confesión, Si Soy Así o Garufa entre otras. En el año 1986, mientras se graba el segundo disco, Margot, conocen al maestro Osvaldo Larrea; bandoneista, compositor y arreglista argentino, viejo tanguero que se sorprende de que gente joven y en España se dedique a interpretar tangos. Se ilusiona y forma parte de la banda. Con Osvaldo Larrea, la forma de entender el tango evoluciona y madura sin perder al mismo tiempo la personalidad propia de Malevaje.

Con Larrea graban varios discos, las giras se suceden, se introducen en el mercado europeo, sobre todo en el francés, donde se editan varios discos y se llegan a realizar cuatro giras por el país galo, así como actuaciones en los más importantes festivales internacionales que tienen como base el país vecino: Festival internacional de Nancy, Le Primtemps de Bourges, Semana internacional de Estrasburgo, etc.

La formación cambia, ahora se ha convertido en una pequeña orquesta: piano, bandoneón, contrabajo, violín, violonchelo, percusión, bailarinas... Con esta formación, a finales de 1990 en el "Teatro Principal de San Sebastián", (Guipúzcoa) graban un disco doble en directo: Envido, su sexto disco.

Osvaldo Larrea vuelve a Argentina y sin él se graban tres discos más, siendo el último Plaza Mayor. Estamos en el año 1998; Bartrina siente deseos de volver a los orígenes, a la formación pequeña con guitarra, bandoneón y contrabajo, y así lo hace, durante dos años y con esta formación va rumiando un nuevo disco. Es el próximo proyecto. Se graba en directo en varios teatros de Castilla y León: Teatro Juan Bravo de Segovia, Teatro de la Audiencia de Soria, Teatro Clunia de Burgos y Casa de La Cultura de Miranda de Ebro.

En enero del 2001 su nuevo disco, se titula Vuelvo al Barrio, que supone el décimo en la discografía de esta formación musical, que continúa su particular homenaje a la tradición argentina en su visión castiza. Está editado por Discos en la Arena. El disco incluye 16 temas, entre ellos algunos de los tangos más inmortales, como Esta noche me emborracho, En esta tarde gris, María o Malevaje (del que toma nombre el grupo). Se trata de composiciones de los clásicos de la popular canción argentina: Anibal Troilo, Discépolo, Castillo, Contursi... Junto a ellos, varios tangos compuestos por Malevaje, como Tango amigo, Epílogo o el retrato golfo de Arroz blanco, que será el primer sencillo extraído de este disco.

Vuelvo Al Barrio recoge el verdadero espíritu de un grupo que en directo alcanza su mejor expresión, su lado más canalla, auténtico y emocionante. La garganta de Antonio Bartrina, que al tono argentino suma su guiño madrileño en la interpretación, el bandoneón de Ariel Hernández, el contrabajo de Fernando Gilabert, la guitarra de Leonardo Alonso, y el taconeo preciso de los bailarines Marcela y Marcelo, levantan un disco que nace del escenario y a él vuelve.

Texto: Antucho Barbosa.